Publicado en Lindeiros número 3, Agosto 2013
Inevitable. El trágico descarrilamiento del tren Alvia en Santiago de Compostela se ha colado en nuestras vidas, estando presente todavía hoy. Todos intentamos obtener una respuesta a una simple pregunta: ¿por qué?. Desde el punto de vista técnico, será la comisión que investiga los accidentes ferroviarios quien tendrá obtener la explicación. Sin la información necesaria, responderla es pura conjetura inservible. Pero es inevitable que pensemos en los principios básicos de la física como primera aproximación.
Inevitable. El trágico descarrilamiento del tren Alvia en Santiago de Compostela se ha colado en nuestras vidas, estando presente todavía hoy. Todos intentamos obtener una respuesta a una simple pregunta: ¿por qué?. Desde el punto de vista técnico, será la comisión que investiga los accidentes ferroviarios quien tendrá obtener la explicación. Sin la información necesaria, responderla es pura conjetura inservible. Pero es inevitable que pensemos en los principios básicos de la física como primera aproximación.
Estos
son las leyes de Newton. Este eminente pensador nacido en 1643 en una familia
de granjeros contribuyó de forma fundamental a la física y las matemáticas,
entre otras áreas del saber. A pesar de no ser un alumno brillante durante sus
épocas de estudiante en Cambridge, es uno de los sabios más influyentes de los
últimos 400 años. La primera de sus leyes (o ley de la inercia) dice: “Todo cuerpo permanece en su estado de
reposo, o de movimiento uniforme en una línea recta, a menos que sea forzado a
cambiar su estado por fuerzas ejercidas sobre él”. Es decir, si nos estamos
moviendo, a menos que haya algo que nos haga cambiar nuestra velocidad o el
sentido de la marcha, seguiremos haciéndolo con la misma velocidad siguiendo en
línea recta. Por tanto, si estamos en una curva, alguna fuerza nos está
influyendo, ya que estamos desviándonos de la recta que tendríamos que seguir.
Imaginemos
que estamos de pie en un tiovivo. Nuestra sensación es que algo nos empuja
hacia el exterior del mismo, como si tratáramos de fugarnos de él. Sin embargo,
lo que realmente está ocurriendo es lo contrario: algo nos está forzando a
cambiar nuestra dirección de movimiento, atrayéndonos hacia el interior del
tiovivo. Es lo que en física se llama fuerza centrípeta, es decir, fuerza hacia
el centro.
¿De dónde sale esta
fuerza que nos atrapa? Pues del rozamiento entre las ruedas y la vías en el
caso del tren, entre los neumáticos del coche y la carretera, o entre nuestros
zapatos y el suelo del tiovivo. Las ruedas cuando giran ejercen una fuerza
sobre la superficie. Y ésta sobre las ruedas, empujando el vehículo. Es la tercera
ley de Newton: “A toda acción siempre se
opone una reacción igual”. Pero si vamos demasiado rápido, el rozamiento no
será suficiente para hacernos girar. La primera ley de Newton será inevitable y
nos saldremos por la tangente.
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