Las cosas grandes nos atraen. Queremos verlas, tocarlas. En algunos casos
admirarlas, como el Palau de les Arts en Valencia (aunque ahora se caiga a
cachitos). Pero el adjetivo grande es poco científico. Algunos pensarán que una
casa grande es aquella que tiene diez habitaciones. Para otros, con cuatro será
suficiente. Lo mismo nos pasará si utilizamos la palabra pequeño. Pero nuestro
futuro podría estar en dominar las cosas pequeñas. Extremadamente pequeñas.
Aquellas que ya no podemos ver a simple vista. Ni tocar. Y en donde nuestra
comarca es líder en Galicia, según ha analizado el proyecto Nanovalor, con la
Universidad de Santiago aportando el 80% de los investigadores de la región y
con dos empresas florecientes (Nanogap y Neoker) produciendo cosas minúsculas.
Es la nanotecnología.
Molécula de futboleno. Imagen creada por Michael Ströck. Fuente: Wikimedia Commons. |
Esta tecnología consiste en la aplicación del conocimiento científico para manipular la materia y fabricar nuevos materiales de tamaños muy pequeños, habitualmente entre 1 y 100 nanómetros. Para comprender qué es un nanómetro, empecemos con un fino listón de madera de 1 metro. Dividiéndolo en 1000 partes, tendremos astillas de 1 mm, todavía visibles, pero ya difíciles de manipular con nuestras manos. Aun así, dividamos una astilla de nuevo en 1000 partes. Tendremos cachitos de 1 micrómetro, más finos que el cabello humano, que típicamente tiene un grosor de 70 micrómetros. De hecho, a estos tamaños ya no tendremos madera, porque habremos roto sus células, ya que éstas tienen un tamaño mayor, superior a los 10 micrómetros. A pesar de ello, hay que dividir de nuevo esos minúsculos objetos en otras 1000 partes para obtener uno de 1 nanómetro. ¡Ya ni el ADN de las células estaría intacto!.
Representación artística del grafeno. Por AlexanderAlUS, vía Wikimedia Commons |
Al igual que pasa con la madera, otros materiales cotidianos
cambian cuando se manipulan tan pequeños. Así, el oro se mantiene limpio con el
tiempo porque no le afecta casi nada del entorno: no se oxida, no lo disuelven
la mayoría de los disolventes. Sin embargo, a escalas nanométricas, sus
propiedades cambian. Por ejemplo, ya se disuelve. Trabajar con la materia a
estos tamaños nos permite crear nuevos materiales con propiedades sorprendentes
y útiles. Y muchas veces partiendo de materiales comunes como el grafito de los
lápices, que nos permiten fabricar otros como el prometedor grafeno: extremadamente
duro, transparente y excelente conductor de la electricidad y del calor. Como
decía el genial físico y Premio Nobel Richard P. Feynman: “Hay mucho sitio alfondo”.
Charla de Richard P. Feynman sobre nanotecnología (en inglés)