martes, 1 de abril de 2014

75 días

Publicado en Lindeiros de abril de 2014


Ramón María Aller Ulloa fue un astrónomo, matemático y sacerdote al que le debemos el primer observatorio astronómico de Galicia en su tierra natal: Lalín. Creado y financiado con sus propios medios, este fue el germen del existente ahora en la Universidad de Santiago de Compostela, a donde trasladó su instrumental y biblioteca y que empezó a funcionar en 1943. Este centro, además de la actividad astronómica, también realiza observaciones del tiempo atmosférico. Gracias a ellas, pudimos conocer que hemos tenido 75 días seguidos con lluvia. Días casi sin sol. Menos mal que marzo nos ha dejado un respiro, apareciendo nuestro querido, deseado y necesario Sol.
Imagen del sol del 24 de marzo de 2014. Fuente: NASA

El Sol es una estrella más del Universo que estudiaba Don Ramón. La Tierra gira alrededor de él a una distancia media que nos parece asombrosa, pero que es extremadamente pequeña en el Universo: 150 millones de kilómetros. Esta distancia es equivalente a dar 3750 vueltas alrededor de la Tierra. A pesar de la distancia, la luz que emite solo necesita algo más de 8 minutos en llegar hasta nosotros. Pero es imprescindible para la vida, ya que aporta la energía necesaria para mantenerla en la Tierra. La luz, por tanto, transporta la energía generada en el Sol hasta nuestro planeta. Pero, ¿de dónde sale esa energía? Cuando era pequeño e ingenuo, creía que el Sol era como una gran hoguera y, por tanto, necesitaba enormes cantidades de oxígeno. Estaba muy equivocado, ya que el Sol no nos ilumina gracias a las reacciones químicas como las que ocurren en una hoguera, sino a través de las reacciones nucleares. Aunque el proceso completo es algo más complejo, la energía que nos llega se genera a través de la unión de cuatro protones (los núcleos del hidrógeno). Cuando se juntan en el interior del Sol para generar helio, el resultado final es que la masa inicial y final difieren en casi un uno por ciento. ¿Qué ha pasado con esa masa perdida? La respuesta nos la da la ecuación más famosa de la Física  y que debemos a otro gran personaje de la historia: el profesor Albert Einstein. Explica que la masa perdida se convierte en energía. Aunque las ecuaciones siempre son barreras para la divulgación científica, su simplicidad y belleza hacen que merezca aparecer:

E= m c2



E es la energía generada; m la masa perdida. C es el valor de la velocidad de la luz (300 000 kilómetros por segundo). Es decir, cada gramo de hidrógeno puede generar casi la energía que todos nosotros consumimos durante un día en España.

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