¡Verano! Vacaciones. Relax. Tiempo para disfrutar. Los más
jóvenes han dejado atrás por un tiempo clases y exámenes. Es época para
experimentar un poco. Para curiosear. ¡Hagámoslo! ¿Tienes una pajita cerca? ¡Cógela!
¿Y un vaso? Llénalo de agua. Al meter la pajita dentro del vaso de agua, verás
como esta se dobla. Si la miras cerca de la superficie del agua, mejor un
poco ladeado, verás que parece que se dobla justo en el borde del agua, como se
aprecia en la foto que acompaña este artículo. ¿Cómo es posible? Si sacamos la
pajita, esta sigue estando recta, sin dobleces. Al introducirla de nuevo en el
agua, ¡se vuelve a doblar!
De nuevo la luz y nuestra percepción de la realidad nos
están engañando. Nuestro cerebro está acostumbrado a pensar que la luz se
propaga siguiendo una línea recta. Sin embargo no ocurre así en este caso. La
luz que vemos es la luz ambiental que se refleja en la pajita. El rayo de luz
que parte desde ella hacia nuestros ojos, cuando abandona el agua y pasa al
aire, cambia ligeramente de dirección. Por tanto, esta llega a nuestros ojos
apuntando en una dirección diferente a la de partida. Nuestro cerebro interpreta
la imagen que se forma en nuestro ojo como si estuviera en una posición que no
es la real, sino una desplazada, dando lugar a esa “doblez” de la pajita.
Una forma sencilla de entender lo que ocurre se lo debemos a
un gran matemático y sabio francés llamado Pierre de Fermat. Ya en el siglo
XVII estableció su famoso principio: la trayectoria seguida por la luz es
aquella que reduce al mínimo el tiempo para ir de un punto a otro. Eso es lo que hace que la pajita parezca que
se dobla. Pero ¿cómo es posible? Si como dicen los físicos que la velocidad de
la luz es constante e insuperable, ¿no es el camino más corto la línea recta?
Pues no. Realmente no. Lo que es constante e insuperable es la velocidad de la
luz en el vacío. En cualquiera otra situación, puede cambiar. Así en el agua es
cercana a los 225 000 kilómetros por segundo. Sigue siendo una velocidad enorme:
podría dar casi seis vueltas a la Tierra en un segundo. Pero es bastante
inferior a la que tiene en el vacío (300 000 kilómetros por segundo). Utilizando
el principio de Fermat ¿qué es lo que pasa?
Los conductores sabemos que no siempre llegamos antes
haciendo menos kilómetros, como ocurriría en el caso de ir en línea recta. A
veces si vamos primero por una carretera y después por una autopista,
recorriendo más kilómetros, llegamos antes, al poder ir más rápido por la
autopista que por la carretera. A la luz le pasa lo mismo. Busca un camino algo
más corto por la carretera del agua para llegar a la superficie, para
aprovecharse después de un camino más largo por la autopista del aire en donde
puede ir más rápido (la velocidad de la luz aquí es muy cercada a la que tiene
en el vacío). El resultado es que el rayo de luz que llega a nuestros ojos
proviene de un punto de la superficie del agua que no está en la línea que une
nuestros ojos con la posición real de la pajita. Como consecuencia, vemos que
la parte de la pajita que está por debajo del agua se encuentra en otro sitio
diferente a donde realmente está. Nos da la sensación de que se ha torcido.
La división entre la velocidad de la luz en el vacío y la
que tiene en un material como el agua se llama índice de refracción. Por
ejemplo, para el agua es 1,33 mientras que para el aceite de oliva es de 1,46.
Estas propiedades de los materiales hemos aprendido a utilizarlas
eficientemente para, por ejemplo, construir gafas, telescopios, microscopios o
las fibras ópticas que llevan rápidamente la información de un continente a
otro o a nuestras casas. Pero también nos permite pasar un buen rato jugando.
¿Tienes todavía el vaso con agua y la pajita? ¿Sí? Pues sácala del agua y ponla
al otro lado del vaso, mirándola a través del mismo. Si este es curvo, como lo
son normalmente, prueba a acercar y alejar la pajita al vaso. A moverla a un
lado y al otro. Si tienes suerte y algo de paciencia, podrás encontrar un sitio
en donde la pajita ¡ha desaparecido! Se ha vuelto invisible. ¿Podemos hacer
entonces la capa de invisibilidad de Harry Potter y ocultarnos bajo ella sin
que nos vean? Pues a lo mejor en el futuro sí. En algunos casos podría ser
posible utilizando unos materiales que tienen un índice de refracción
negativo y que se crean artificialmente
con tecnologías muy sofisticadas. Pero esa, es otra historia. Ahora, aprovecha
el verano y experimenta con la luz.
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